Amanece
Me encanta el amanecer. Si me preguntas donde quiero estar en cualquier día y a cualquier hora, quisiera estar donde salga el Sol y las olas del mar acaricien la arena trayéndole serenidad a mi alma. El amanecer es muy distinto a la puesta del sol la cual la mayoría de las personas ni le prestan atención, y aquellos que lo hacen pues por comodidad están en el medio de sus quehaceres y dicen, mira el sol que lindo pero para eso no se requiere alma.
Despertar en un mundo callado sin bullicio donde las aves comienzan sus días estirando sus alas y bostezando mientras en la arena los cangrejos le corren a las olas. Comenzar el día con quien amas, una sabana que cubra a los dos, y buena cobija. Recostándose en sus hombros con tantas ilusiones calladas, apreciando el momento y la anticipación de lo que viene por adelante. Sabiendo que será otro día junto que cuando se acabe ese día se volverán a ver y compartirán la misma mirada y sentimientos pero no este momento ya que el día muere cuando llega la noche.
Al fin del día nos falta animo, y no nos queda nada, el ajetreo del día, de los deberes, la familia y las enmiendas nos hace olvidar aquel puro suspiro que dimos temprano en la mañana la sonrisa y el café que compartimos. Nada se compara al amanecer por quien te quiere es esa persona que te acompaña te toma la mano y callados ven nuevas oportunidades. Las aves las cuales tal vez ayer no tuvieron suerte, despertaron y vuelven con el mismo vigor a intentar otra vez sin huirle a la vida y tomando este nuevo día como una nueva oportunidad.
Mi vida renace, se renueva, me brinda nuevas esperanzas e ilusiones con cada nuevo amanecer.
Jose Enrique Espinar ©
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